Herencia 2020: lo que aprendimos

Por: Milagro Pereyra Iraola

12/17/2020

Ya se nos hizo costumbre, pero este año tal vez el balance cobró especial urgencia. Como todos los años, nos sentamos a registrar qué aprendimos en este 2020 que marcará un antes y un después en el mundo.

  • Tener un para qué

Marcar un rumbo claro es fundamental para un momento de crisis como fue aquel anuncio de la cuarentena que nos puso los pelos de punta a todos. En Njambre le habíamos sacado punta a nuestra misión, la habíamos charlado y redefinido en enero y fue clave tener muy en claro nuestro propósito, para entender por qué y cómo seguir esa dirección.

  • Confiar en el equipo

Aunque muchos de nuestros colaboradores son remotos, Njambre tiene un equipo estable que se encontraba todos los días en una oficina. Volantear nuestra forma de trabajar implicó un enorme aprendizaje, tuvimos que buscarle la vuelta para entender qué reuniones nos servían, cuáles era mejor evitar, qué tiempos manejar. Aprendimos a confiar en el equipo, primero porque es un equipazo, pero también porque fue la manera de avanzar todos juntos hacia adelante. Haciendo cada uno su parte y tirando con más fuerza.

  • Volver a las raíces

Sabemos que esto fue una especie de tendencia mundial pero en Njambre muchos nos volvimos a vivir al lugar que nos vio crecer. La necesidad de naturaleza, de familia, de raíces nos impulsó a volver al nido y pasar este año instalados en lugares que tal vez no se nos hubieran ocurrido. Y nosotros, como organización, también volvimos a las raíces: por fin volvimos a emprender.

  • Cuidarnos

A todos se nos movieron muchas estructuras, tuvimos momentos altos y otros muy bajos, y aprendimos a pedir ayuda y a cuidarnos entre todos. Armamos una reunión semanal para charlar de temas no laborales (y reemplazar la charla de pasillo en la oficina) y tratamos de prestarle atención a las necesidades del equipo.

  • Soltar los planes pero mantener los objetivos

Fue muy lindo volver a leer los objetivos que nos habíamos planteado a fin del año pasado. ¡Los cumplimos a todos! Este año tuvimos que soltar un montón de planes y rediseñar casi todo lo que habíamos preparado pero de alguna manera logramos alcanzar esas metas que nos habíamos propuesto. Y aprendimos que las formas pueden cambiar sin alterar el qué ni el por qué.

  • La crisis como oportunidad

Y cerramos con la frase más leída de la historia pero que este año nos enseñó un montón. La virtualidad nos agotó a todos pero también nos dio enormes oportunidades. Los encuentros llegaron a más personas que estaban en distintos puntos del planeta. Nos dimos el lujo de trabajar con gente a miles de kilómetros de distancia y sentir que estábamos todos en el mismo lugar.

 

Los aprendizajes cosechados son muchos, y seguramente seguirán cayendo fichas sobre la película que vivimos este año. Ahora nos toca descansar para asimilar estos aprendizajes y volver el año que viene con energías renovadas para enfrentar lo que sea que el 2021 nos depare.

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