
A lo largo de la historia, los sistemas fueron dejando grietas en las comunidades y en la naturaleza y hubo pioneros que en diferentes países del mundo, detectaron estas problemáticas en la sociedad, la economía y el medio ambiente, entre otros, y buscaron crear organizaciones que pudieran pensar en soluciones que fueran más eficaces, eficientes, sostenibles y escalables que las que se habían desarrollado hasta ese entonces.
No hay una respuesta única para las millones de personas que no tienen sus necesidades básicas cubiertas, ni participan como ciudadanos de plenos derechos ni para los límites planetarios que colapsan. Lo que sí está claro es que los modelos organizacionales tradicionales y conocidos hasta ahora no están siendo efectivos. Necesitamos modelos que planteen nuevos escenarios, otras reglas de juego, una mirada diferente. Schumajer sostiene que “tenemos que evolucionar a un nuevo estilo de vida, con nuevos métodos de producción y nuevos esquemas de consumo, un estilo de vida diseñado para la permanencia”.
Lo que sostiene a este tipo de organizaciones es la creencia de que la tecnología y la colaboración, potenciados por una visión de negocio, pueden dar lugar a nuevos escenarios que permitan crear soluciones que sean más veloces que el deterioro de nuestro planeta y que los mecanismos que acrecientan las problemáticas sociales existentes.
Para nosotros, emprender es tener la posibilidad de pensar que algo puede ser posible y hacerlo. Invita a imaginar que la visión de uno puede mejorar la calidad de vida de muchos, ya sea porque provoca oportunidades que vuelven más accesibles bienes o servicios vitales para la vida o porque crean escenarios más sostenibles.
Desde Njambre, como muchos otros, decidimos crear respuestas a los problemas que nos preocupan a través de empresas de impacto.
No creemos que exista una única fórmula para idear y hacer crecer un emprendimiento o empresa de impacto, pero fuimos identificando algunas características para crear nuevos escenarios, provocar un cambio en la reglas de los sistemas existentes y generar soluciones innovadoras.
Las Empresas de Impacto son organizaciones económicamente viables que ponen la innovación al servicio de comunidades postergadas y/o la remediación del planeta y tienen una fuerte vocación de escala.
Por nombrar algunos ejemplos, Arbusta es una empresa de servicios a la economía digital que genera un primer empleo a jóvenes de alto potencial pero sin experiencia previa ni formación; Umana es una empresa habilita el acceso a servicios de salud de calidad en forma accesible a personas sin cobertura médica adecuada.
Son de alguna manera laboratorios para probar y escalar soluciones efectivas a los grandes problemas sociales y ambientales.
No son ni una organización social utilizando herramientas de mercado para ser sostenible, ni una empresa tradicional que realiza actividades con impacto social, sino que implica una nueva manera de producir, consumir y generar valor, con elementos que lo hacen esencialmente diferente de un negocio tradicional.
Lo que tratan de tener estos emprendimientos es la semilla de un cambio de visión, de paradigma, de cambio cultural. Están cargados de esperanza y de una mirada optimista de la humanidad, que puede parecer muy ambicioso comparado con el alcance de los proyectos, pero es una guía para la acción.
Desde su creación, Njambre acompañó procesos de creación y creó empresas que generan impacto positivo en América Latina. También lideró procesos, colaborando con otros y orquestando a diferentes sectores, en estrategias que fomenten el surgimiento de este tipo de organizaciones. Es por eso que, condensando todas esas experiencias, desarrollamos el curso virtual “Las Empresas de Impacto: conocimientos, aprendizajes y visiones”, con materiales, consejos y recursos para todo aquel que quiera comenzar este camino de transformación personal y colectiva hacia nuevos escenarios de abundancia.